Making off: ¿Qué le ha pasado a papá?

¡Feliz año a todo el mundo, pero sobre todo a quien esté leyéndome! 


Para la entrada de hoy, la primera del año, he escogido una temática distinta. Así que, hoy no voy a regalaros ni una historieta, un dibujillo o un diseño, ni nada por el estilo, si no más bien voy a recuperar la entrada inaugural de este blog y su continuación y la voy a desmenuzar para todos aquellos que, obviamente, desconozcan la parte técnica del proceso de elaboración de un chistecillo como el que os presente en su día.


Recordemos, en "¿Qué le ha pasado a papá?" un padre, que desayuna con su hijo, lee el periódico y, tras una breve mirada a la ventana, decide pegarse fuego. ¿Por qué? Vaya usted a saber, no es lo que nos ocupa ahora.

Cuando dibujé esta historieta, lo hice rememorando una entrada que leí hace ya algunos años en el blog del magnífico Jan (Superlópez), en el que un lector le retaba a dibujar un cómic utilizando únicamente materiales escolares (ya sabeis: ceras plastidecor, folios de 80 gramos, el lapicillo ese con las tablas de multiplicar,...) Dicho y hecho, Jan dibujó una  historieta del "súper-anti-héroe" con dicho material y, tal y como cabría esperar, le quedó una página realmente curiosa. Repetir la hazaña no hubiera (o hubiese) quedado muy fino, pero si que despertó en mi una cierta curiosidad. Como yo, muchos de vostros habréis notado la enorme cantidad de dudas y quejas que la gente escribe en otros blogs o foros  sobre los tipos de papel más idóneos para dibujar un cómic, por que si hay algo cierto en este mundillo, es que un pliego medianamente decente te sale por un pico, como para estornudar mientras entintas.

Así que me planteé lo siguiente: si bien es cierto que a todos nos gusta dibujar sobre oro blanco, sentados en banquetas de plumón de ave fénix recién resucitado y tinta de sangre de virgen, reunir el pastizal que ello supondría no suele estar al alcance de alguien en el colegio pasaba del profe y se dedicaba a dibujar coche fantástico y hombres lobo jugando al baloncesto. Por eso decidí abaratar yo también los materiales y comparar: a un lado del ring, tenemos, con un folio apaisado de 80 gramos, escuadra y cartabón del veinte duros, rotring 02, 04 y 08 de un alumno despistado y tinta pelikán, las cuatro primeras viñetas "¿Qué le ha pasado a papá (I)?". Y al otro lado, con un pliego de blanco deslumbrante, de 120 gramos y textura suave como la naricilla de un querubín, tinta windsor & newton y  pincel, "¿Que le ha pasado a papá (II)?". 
El objetivo: analizar las diferencias entre un dibujo y otro tras haber escaneado y arreglado el contraste con un programa de edición de imágenes.  Juzguen ustedes mismos si puede merecerles la pena ese gasto extra en papel a día de hoy (cuando contamos práctimente en todas los hogares con el equipo informático básico). Vean como se comporta la tinta en un papel y en otro. ¿Existirán diferencias que justifiquen esos gastos? ¿O resulta que incluso el más bohemio de los artista tiene a un pijillo en su corazón al que gusta derrochar y vivir por encima de sus posibilidades, causando así la crisis económica que ha ha dejado a tantas familias sin techo, trabajo,  medicamentos y derechos laborales?

¿Qué le ha pasado a papá (I)"
Figura 1.
¿Que le ha pasado a papá? (II)
Figura 2.


Figura 3. Secciones ampliadas.

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